Oh Dios, que por medio de
tu Unigénito, vencedor de la muerte, nos abriste en este día las puertas de la
eternidad, concede a todos los que celebramos su gloriosa resurrección que, por la nueva
vida que tu Espíritu nos comunica, lleguemos también nosotros a resucitar a la
luz de la vida. Por Jesucristo nuestro Señor… Amén
Hace mucho tiempo, en una
tierra llena de desiertos y estrellas brillantes, vivió un hombre llamado
Jesús. Su historia es muy especial y llena de enseñanzas importantes para
nuestras vidas.
Hoy vamos a conocer sobre
los últimos días de Jesús en la Tierra, cómo entregó su vida por su amor a
nosotros y su triunfo sobre la muerte.
“Este
es el Sacramento de nuestra fe: Anunciamos tu muerte, proclamamos tu
resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!”.
Mateo 28, 1-10:
“28 Pasado el sábado, cuando al anochecer comenzaba el primer día de la semana, María Magdalena y la otra
María fueron a ver el
sepulcro. 2 De pronto hubo un fuerte temblor de
tierra, porque un ángel del Señor bajó del cielo y, acercándose al sepulcro, quitó la piedra que lo tapaba y se sentó sobre ella. 3 El ángel brillaba como un
relámpago, y su ropa era
blanca como la nieve. 4 Al verlo, los soldados
temblaron de miedo y quedaron como muertos. 5 El ángel dijo a las mujeres:
—No tengan miedo. Yo sé que están
buscando a Jesús, el que fue crucificado. 6 No
está aquí,
sino que ha resucitado, como dijo. Vengan a ver el lugar donde lo
pusieron. 7 Vayan pronto y digan a los discípulos: “Ha
resucitado, y va a Galilea para reunirlos de nuevo; allí lo verán.” Esto es lo que yo tenía que decirles.
JESÚS Y LOS APÓSTOLES
- Era su Amigo: la persona que mejor les conocía, hasta dentro, y que mayor bien les había hecho.
- Era su Maestro: El tenía la respuesta para todo; y, obviamente, la respuesta verdadera, auténtica. Era su Verdad.
- Era su Camino, su Ideal, su Modelo: sabían que, siendo como El, agradarían a Dios
- Era su Fuerza, el que aplacaba la tempestad con un gesto de la mano
- Era su Sostén, con El podrían incluso caminar sobre las aguas y dar de comer a las multitudes. Con El sí se podía
En esa cruz, Jesús entregó su vida. Fue un
momento muy triste, pero Jesús lo hizo por un amor inmenso hacia todas las
personas del mundo.
«Porque de tal
manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel
que en él cree, no se pierda, sino que tenga vida eterna.»
Tres días después de ser colocado en un sepulcro, ¡Jesús volvió a la vida! Esto es lo que
llamamos la Resurrección. La muerte no pudo vencer a Jesús. Él
mostró que el amor y la vida son más fuertes que cualquier cosa, incluso la
muerte.
La Resurrección de Jesús
es una promesa de que también nosotros podemos tener una vida nueva. Significa que no hay
que tener miedo, que podemos
ser perdonados por los pecados y las cosas malas que hacemos y que siempre hay una
nueva oportunidad para nosotros.
REFLEXIONEMOS
La semana de pascua es la más importante de toda la iglesia católica, los cristianos bautizados la celebramos con alegría , no estamos solo; él ha prometido que estaría con nosotros todos los días de nuestra vida y que todo aquel que creyera en él, también resucitaría, por eso nos dejo su cuerpo y su sangre en la Eucaristía.
Su cuerpo el pan, y su sangre el vino. Estos días todas las celebraciones , hasta el segundo domingo de pascua, se celebra de blanco, las vestiduras del sacerdote y todos los que tengan en su corazón la semana de pascua de resurrección de Jesús, la celebran con alegría y gozo.
La historia de Jesús, su muerte y resurrección, es un mensaje de amor, esperanza y nueva vida. Nos enseña que siempre hay una luz de esperanza, sin importar qué tan oscuro parezca todo. Y lo más especial, es que este mensaje es para todos, grandes y pequeños.
Recordemos siempre el amor de Jesús, vivamos con alegría y compartamos ese amor con todos a nuestro alrededor. ¡Esa es la mejor manera de mantener viva la historia de Jesús en nuestros corazones!
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