Encuentro 23. Parábola del buen samaritano (Laudato si) 2024

 


Parábola del buen samaritano Laudato si 



Oración

Señor Jesús:


Tú nos enseñas en tu parábola que hay dos clases de personas:

- los que se inclinan para ayudar y los que miran para otro lado.

¿Qué tipo de personas seremos?

Decimos: "Sí, Señor, te amaré y amaré a mi prójimo".

Pero luego preguntamos:

El migrante ... ¿es mi prójimo?

Los pobres … ¿son mis prójimos?

Víctimas de la guerra en el mundo … ¿son prójimos?

El que se enfrenta al racismo… ¿es mi prójimo?

Los discapacitados o los ancianos … ¿son mis prójimos?

Tú nos recuerdas: sí. Todos somos vecinos.

Muéstranos cómo amar, Señor.

Que abramos nuestros ojos.

Que salgamos de nuestro cómodo aislamiento.

Que podamos construir un mundo de compasión y dignidad.

Señor Jesús, tú que fuiste el prójimo de todos,

Ayúdanos a perseverar en el amor.

Ayúdanos a restaurar la dignidad al sufrimiento.

Ayúdanos a construir una sociedad basada no en la exclusión, sino en la comunidad.

Amén


El buen Samaritano




Explicación Teórica

El año 2021 ha sido nombrado en nuestra diócesis de Fontibón como el año de la Solidaridad pero para comprender esto con mayor profundidad revisemos el significado de la palabra “solidaridad”.  El significado de esta palabra involucra  la toma de conciencia de las necesidades ajenas y la voluntad de ayuda para cubrir esas necesidades.

Podemos encontrar la mejor explicación de lo que son el amor  y la solidaridad en la Parábola del buen Samaritano, contada directamente por Nuestro Señor Jesucristo. Ésta  parábola se encuentra en la Sagrada Biblia en  Lucas 10, 25-37.  Veamos:

“25 Un maestro de la ley fue a hablar con Jesús, y para ponerlo a prueba le preguntó:

—Maestro, ¿Qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?

26 Jesús le contestó:

—¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué es lo que lees? 27 El maestro de la ley contestó:

—“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente”; y, “ama a tu prójimo como a ti mismo.”

28 Jesús le dijo:

—Has contestado bien. Si haces eso, tendrás la vida.

29 Pero el maestro de la ley, queriendo justificar su pregunta, dijo a Jesús:

—¿Y quién es mi prójimo?

30 Jesús entonces le contestó:

—Un hombre iba por el camino de Jerusalén a Jericó, y unos bandidos lo asaltaron y le quitaron hasta la ropa; lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto. 31 Por casualidad, un sacerdote pasaba por el mismo camino; pero al verlo, dio un rodeo y siguió adelante. 


32 También un levita llegó a aquel lugar, y cuando lo vio, dio un rodeo y siguió adelante.



 33 Pero un hombre de Samaria que viajaba por el mismo camino, al verlo, sintió compasión. 34 Se acercó a él, le curó las heridas con aceite y vino, y le puso vendas. Luego lo subió en su propia cabalgadura, lo llevó a un alojamiento y lo cuidó. 35 Al día siguiente, el samaritano sacó el equivalente al salario de dos días, se lo dio al dueño del alojamiento y le dijo: “Cuide a este hombre, y si gasta usted algo más, yo se lo pagaré cuando vuelva.” 


36 Pues bien, ¿Cuál de esos tres te parece que se hizo prójimo del hombre asaltado por los bandidos?

37 El maestro de la ley contestó:

—El que tuvo compasión de él.

Jesús le dijo:

—Pues ve y haz tú lo mismo.”💖


En la época de Jesús, era notorio el peligro y la dificultad que caracterizaba al camino de Jerusalén a Jericó, conocido como «Camino de Sangre», en razón de la sangre que allí se derramaba, de las muertes que allí ocurrían por causa de los ladrones.

Los personajes principales de la parábola son: El sacerdote, el levita y el samaritano. Veamos a cada uno de ellos en detalle:

ü El SACERDOTE:  Representa el cumplimiento de la ley de Moisés. Los sacerdotes de los tiempos de Jesús debían  ser, una persona de la tribu de Arón, hermano de Moisés . Los sacerdotes judíos solían estar muy pendientes del cumplimiento de la ley y de las formalidades de la misma.

ü  EL LEVITA: Un levita es un descendiente de Leví uno de los hijos de Jacob nieto de Abraham. La Biblia nos cuenta que los levitas fueron consagrados por Dios, por medio de Moisés, para el servicio del Tabernáculo: (El Tabernáculo o Santuario, fue el santuario móvil construido por los israelitas bajo las instrucciones dadas por Dios a Moisés en el Monte Sinaí.2 No debe ser confundido con el Templo de Jerusalén ).

Algunos estudiosos, opinan que   Jesús con esta parábola quizá quería simplemente describir al sacerdote y al levita como «insensibles y cobardes", sin compasión e indiferentes frente al dolor de los demás.

ü  El SAMARITANO: Los Samaritanos históricamente eran considerados enemigos de los judíos porque daban culto a Dios en un monte llamado Gerizim, lejos del Templo de Israel. Pero, ¿por qué Jesús elige a un samaritano como protagonista de la parábola? Porque los samaritanos como ya dijimos, eran despreciados por los judíos, debido a las diversas tradiciones religiosas. Sin embargo, Jesús muestra que el corazón de ese samaritano es bueno y generoso y que —a diferencia del sacerdote y del levita— él pone en práctica la voluntad de Dios, que quiere la misericordia más que los sacrificios.  (Oseas 6, 6    https://www.bibliacatolica.com.br/la-biblia-de-jerusalen/oseas/6/ )

Dios siempre quiere la misericordia y no la condena hacia todos. Quiere la misericordia del corazón, porque Él es misericordioso y sabe comprender bien nuestras miserias, nuestras dificultades y también nuestros pecados. A todos nos da este corazón misericordioso. El samaritano hace precisamente esto: imita la misericordia de Dios, la misericordia hacia quien está necesitado. (S.S. Francisco, 14 de julio de 2013)

El pasaje, presenta dos significados:

  1.  Una lección de misericordia hacia los necesitados, y
    2.   un anuncio de que los no judíos pueden también observar la ley y, en consecuencia,         entrar en la vida eterna.



Jesús no hace distinciones entre los hombres en este aspecto: todos son «prójimos», sin importar nacionalidad, religión, ni ideas políticas; porque prójimo es sinónimo de próximo, cercano. Asimismo, el sujeto tampoco reconoce límites, significando que la práctica del mandamiento del amor es para todos.

 En efecto, el objetivo de la parábola es «detener la atención del lector para obligarlo a imitar el comportamiento de un paria, de un samaritano».

Esta parábola es una de las más famosas del Nuevo Testamento, y su influencia es tal que el significado actual de samaritano en la cultura occidental es el de una persona generosa y dispuesta a ofrecer ayuda a quien sea que lo requiera. El «buen samaritano» se convirtió en símbolo típico de la fraternidad humana y del humanitarismo. Más aún, se considera la parábola del buen samaritano como uno de los criterios bíblicos para la fundamentación y el trabajo por los derechos humanos.

 Reflexión

Jesús con esta parábola, que pone en escena a un sacerdote, a un levita y un samaritano. Los dos primeros son figuras relacionadas con el culto del templo; el tercero es un judío cismático, considerado como un extranjero, pagano e impuro, es decir el samaritano. 

La Ley del Señor en situaciones símiles preveía la obligación de socorrerlo, pero ambos pasan de largo sin detenerse. Tenían prisa. El sacerdote, tal vez, ha mirado el reloj y ha dicho: “pero, llegare tarde a la Misa… Debo decir la Misa”. Y el otro ha dicho: “pero, no sé si la Ley me lo permite, porque hay sangre ahí y yo quedare impuro…”. Van por otro camino y no se acercan. Y aquí la parábola nos ofrece una primera enseñanza: no es automático que quien frecuenta la casa de Dios y conoce su misericordia sepa amar al prójimo. ¡No es automático! 

Tú puedes conocer toda la Biblia, tú puedes conocer todas las normas litúrgicas, tú puedes conocer toda la teología, pero del conocer no es automático el amar: el amar tiene otro camino, el amor tiene otro camino. Con inteligencia, pero con algo más… El sacerdote y el levita ven, pero ignoran; miran, pero no proveen. Ni siquiera existe un verdadero culto si ello no se traduce en servicio al prójimo. No lo olvidemos jamás: ante el sufrimiento de tanta gente agotada por el hambre, por la violencia y la injusticia, no podemos permanecer como espectadores. ¡Ignorar el sufrimiento del hombre, ¿Qué cosa significa? ¡Significa ignorar a Dios! Si yo no me acerco a aquel hombre, a aquella mujer, a aquel niño, a aquel anciano o aquella anciana que sufre, no me acerco a Dios.



Pero, vayamos al centro de la parábola: el samaritano, es decir, aquel despreciado, aquel sobre quien nadie habría apostado nada, y que de todos modos también él tenía sus deberes y sus cosas por hacer, cuando vio al hombre herido, no pasó de largo como los otros dos, que estaban relacionados con el Templo, sino «lo vio y se conmovió» . Así dice el Evangelio: “Tuvo compasión”, es decir, ¡el corazón, las vísceras, se han conmovido! Esta ahí la diferencia. Los otros dos “vieron”, pero sus corazones permanecieron cerrados, fríos. En cambio, el corazón del samaritano era sintonizado con el corazón de Dios. 


De hecho, la “compasión” es una característica esencial de la misericordia de Dios. Dios tiene compasión de nosotros. ¿Qué cosa quiere decir? Sufre con nosotros, nuestros sufrimientos Él lo siente. Compasión: “compartir con”. El verbo indica que las vísceras se mueven y tiemblan a la vista del mal del hombre. Y en los gestos y en las acciones del buen samaritano reconocemos el actuar misericordioso de Dios en toda la historia de la salvación. Es la misma compasión con la cual el Señor viene a encontrar a cada uno de nosotros: Él no nos ignora, conoce nuestros dolores, sabe cuánta necesidad tenemos de ayuda y consolación. Esta cerca y no nos abandona jamás. 

Pero podemos, cada uno de nosotros, hacernos la pregunta y responder en el corazón: “
¿Yo lo creo? ¿Yo creo que el Señor tiene compasión de mí, así como soy, pecador, con tantos 

problemas y tantas cosas?”. Pensar en esto y la respuesta es: “¡Sí!”. Pero, cada uno debe mirar en el corazón si tiene la fe en esta compasión de Dios, de Dios bueno que se acerca, nos cura, nos acaricia. Y si nosotros lo rechazamos, Él espera: ¡es paciente! Siempre junto a nosotros.

El samaritano se comporta con verdadera misericordia: venda las heridas de aquel hombre, lo lleva a un albergue, lo cuida personalmente, provee a su asistencia. Todo esto nos enseña que la compasión, el amor, no es un sentimiento vago, sino significa cuidar al otro hasta pagar personalmente. Significa comprometerse cumpliendo todos los pasos necesarios para “acercarse” al otro hasta identificarse con él: «amaras a tu prójimo como a ti mismo». Este es el mandamiento del Señor.

 Concluida la parábola, Jesús dirige la pregunta del doctor de la Ley y le pide: «¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los ladrones?» (v. 36). La respuesta es finalmente inequivocable: «El que tuvo compasión de él» (v. 37). Al inicio de la parábola para el sacerdote y el levita el prójimo era el moribundo; al final el prójimo es el samaritano que se ha hecho cercano. Jesús cambia la prospectiva: no clasificar a los demás para ver quién es el prójimo y quién no lo es. Tú puedes hacerte prójimo de quien se encuentra en la necesidad, y lo serás si en tu corazón tienes compasión, es decir, tienes esa capacidad de sufrir con el otro.

 

¡Esta parábola es un estupendo regalo para todos nosotros, y también un compromiso! A cada uno de nosotros Jesús repite lo que le dijo al doctor de la Ley: «Ve, y procede tú de la misma manera» (v. 37). Estamos todos llamados a recorrer el mismo camino del buen samaritano, que es la figura de Cristo: Jesús se inclinó sobre nosotros, se ha hecho nuestro siervo, y así nos ha salvado, para que también nosotros podamos amarnos como Él nos ha amado, del mismo modo. ¡Gracias!


En muchas ocasiones nuestro planeta tierra se puede comparar con el pobre hombre apaleado. Comparemos los elementos de la parábola con la realidad :


Análisis de los personajes y sus actitudes:

·         Los bandidos: existencia del mal, nuestros corazones están rotos por el pecado

·         El herido en el camino: consecuencia del mal

·         El sacerdote: indiferencia, egoísmo

·         El levita: indiferencia, egoísmo

·         El samaritano: Compasión, servicio, generosidad, solidaridad, se hace responsable: sentido de pertenencia

·         Agua y vino: limpiar, sanar, curar

 



-          Segunda parte


·         El herido en el camino: el planeta Tierra

·         Cuáles son sus heridas: deterioro

·         Quiénes son los asaltantes? nosotros mismos cuando tomamos los recursos de nuestro planeta sin pensar en la consecuencia.

·         Quiénes son los que pasan de largo? nosotros también cuando somos indiferentes al daño hacia el medio ambiente y no hacemos nada al respecto.

·         ¿Cómo se pueden sanar sus heridas? tomando acciones concretas que propendan por mejorar la crisis climática y sus nefastas consecuencias sobre nuestra vida y las vidas de los demás que se han visto seriamente afectados por las catástrofes ambientales.

·         Qué aceite y qué vino podemos poner hoy para cuidarla, sanarla… para reconciliarnos con ella?  Piensa qué podríamos hacer al respecto.

Cómo se nos entregó la tierra? Como Don del amor de Dios

Cómo la recibimos?  con el compromiso de administrarla bien y cuidarla

Cómo está? Maltratada, deteriorada  (Ecología: estudio de las relaciones)

*La creación es sacramento de Dios, porque Él está allí presente… en la naturaleza, todo nos habla de Él.   “hemos desfigurado el rostro de Dios…” con la ruptura de las relaciones (con Dios, con nosotros mismos, con los demás, con la naturaleza) y esto es por causa del pecado…. Pecado ecológico (confesión)

*Las actitudes de los personajes nos muestran por un lado, una “cultura del descarte” (despojar, golpear, matar, robar, usar irresponsablemente nuestros recursos, la deforestación, los incendios forestales, fraking, extinción de especies, contaminación del medio ambiente, de los ríos y mares… aborto, eutanasia)

*Por otro lado, la “cultura del cuidado” que podemos realizar a través de las obras de misericordia, que en el caso de la naturaleza, también hay dos más; Corporal: su cuidado y espiritual: orar por y con la naturaleza (contemplación y sensibilización)

*Todo esto nos conlleva a realizar UNA CONVERSION ECOLOGICA, INTEGRAL!

Cambiar nuestro estilo de vida; crear nuevos hábitos  con límites, bajo las claves: coherencia, sensibilidad, empatía, misericordia

*Conversión individual y comunitaria, liderando con el ejemplo

*Las iniciativas comunitarias nacen siempre de una conversión personal… y esa conversión de una motivación… de un verdadero “Encuentro personal con Jesús”

*Desde la espiritualidad: reconciliar, corregir, sanar, generar cambios positivos, trabajar en comunión, junto a otros donde es muy importante el diálogo, la escucha y la reconciliación.

*Desde los cambios: reciclar, reutilizar, reducir, reparar

*Y aunque todo parezca sin solución, no podemos caer en el pesimismo, en el catastrofismo, nuestra Fe, insiste en la esperanza… tener una mirada esperanzada es fruto de la experiencia de la Resurrección, por lo tanto somos profetas de la esperanza!

Canción 




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